En el cielo se proyecta una maravilla, suave como un algodón recién sacado de su planta. El azul que embriaga los sentidos, inunda al igual que el grandioso océano. Pareciera no tener fin, ya que el limite sólo está en el persona. Al finalizar el azul marino se hace presente ahora brillosos puntos rellenos en el paisaje. Un sombrío panorama o un hermoso suceso. Las nubes que acechaban por el este, de a poco caminan al oeste. Sin aviso, pequeñas gotas impactan la superficie. Sólo un par de instantes y la intensidad aumenta para caer un chaparrón.
Se me hizo un nudo en la garganta y brotaban sollozas lagrimas de mis ojos luego de escuchar un poco de la desdichada historia de un señor llamado Jorge Mario Rojas con 69 años de edad si mal no recuerdo. Luego de hacer el retiro de los equipos, él me comenta los problemas que lo aquejan, sus enfermedades, las vivencias con su ex-pareja e hijos y también con las personas que habitan en el mismo sitio que él. Al solicitar su nombre y firma en el documento de retiro veo que sus manos están temblorosas y que tiene algo de dificultad para escribir, le pregunto el porqué de esos temblores y me indica que ha sufrido de dos infartos cerebrales y producto de esto tiene esos temblores, además de sufrir fibromialgia que en su momento son dolores terribles e insoportables. También me comenta que consume muchas pastillas. Por otro lado también me indica que se ve afectado por la situación que ha vivido con su familia, la cual ya no están conviviendo con él. Me relata que trató de hacer lo posible